En Zona

martes, 17 de diciembre de 2013

Cínicos Kamikazes







Entonces ocurre, que vuelvo a leer a Borges. Reconstruyo a mi manera y como puedo las andanzas del mejor escritor del siglo XIX y releo.
Dejo de lado las pretensiones periodísticas de querer hacer coincidir todo. Atribulados trabajadores de la subversión, como lo son, siempre los periodistas, tanto que suelen perder lo básico: el sentido de contar. Se cuentan ellos, entre ellos y a partir de ellos, construyen sus disparates, se convierten en inicio de camino sin ser camino. Enjambres de habladores a sueldos de sal, salarios curvos y mínimos.
Se hablan entre ellos y dicen, se dicen parte de un cuerpo que se desvanece. Una potencia infernal de traidores, lame botas, vampiros sin misterios. Al cobijo del sol, esperando ese luminoso día de redención que nunca les llega y del cual siempre reniegan.
Vuelvo a Borges y sonrío de placer en medio de un calor agobiante.
Se sabe, que el escritor, escribió viendo lo que escribía hasta el año '53, cuando se quedó ciego definitivamente.
Lo escrito hasta ahí, es potente, mágico y casi inentendible. Un mundo particular, un mundo personal, único y avasallador.
Después de ese año, lo escrito por el escritor, no es bueno, para mí.
Dejó de ver. El dibujo de la letra se hizo oral. Perdió mordedura. Devino, Borges, en otras cuestiones. Había que hablar. Oralidad militante, que se bifurcó en una obra, ya frágil y tenue que transformó al escritor en lo que podía ser, lo único: un conferenciante hábil, sustento de futuras y disparatadas ideas de un hombre, que titubeando, construyó su mundo y el mito.
Algo que siempre nos gusta demasiado a los argentinos. El mito. Ese enclave en donde construimos seducciones organizadas. Porque desde el mito hombres y mujeres, nos intuimos y también nos hacemos silencio.
Así estamos.
Calor agobiante de un diciembre que enloquece, mujer loca, desnuda y con ganas de cachondeo. En el medio policías que se quedan sin el dinero del narcotráfico en el bolsillo, mientras, las señoras de los polis, manejan autos últimos modelos, saqueos de risa y políticos con ganas de pastillas y olvidos.
Es que a la democracia, a esta democracia argenta le falta viagra, chicas.
De ahí ese romance de silencios que nos venden.
Esta noche no tengo a nadie entre mis brazos y entonces, pienso o por lo menos me distraigo.
Digo.
Hablan de la policía. Del supuesto golpe. Del intento de golpe. La policía siempre es la misma. Manejan las drogas, las reglas del juego, la prostitución y la tortura.
Ardientes y descabellados amanuenses, se rasgan las vestiduras caras que portan. Se asustan. Se incomodan con los muchachos de azul y de pistolas. Políticos abrumados por la historia que les toca el alma. Nadie les avisó. Lo muchachos de la gorra, son mafiosos y como tales operan.
11 muertos dejó la broma de la cana. Se acuartelaron, amenazaron y sin quedaban dudas, dirigieron los saqueos en persona.
Son bravos los delincuentes. Siempre lo suelen serlo.
Es que la policía, esos buenos muchachos, son los que les terminan sirviendo siempre a los que están por encima del resto.
Es que el ajuste, ese que se viene, porque sabemos que se viene de forma destapada los tendrá al frente, en la primera línea con el palito, el casco, escudo y balas de verdad para defender a los de siempre, no a nosotros.
Porque la represión venidera los necesita, las buenas comadres católicas y sus amanuenses, lo piden, lo van a pedir.
La carne como siempre viene de nuestro lado.
Sigue el calor en esta comarca.
Pasaron los años y Julio López, el desaparecido de estos tiempos sigue sin aparecer. La policía y el poder, siguen ocultando como siempre, lo necesario para esclarecer este hecho terrible.
Somos un país de desaparecidos. En vías de ser acaso bosques petrificados.
Espantados y solos. Agobiados esperamos el tren en la misma hora y en la misma estación, sabemos que no corre más, sin embargo esperamos como siempre.
El pensamiento lateral burgués, indica que vienen las vacaciones. Epoca de caza y cervezas. De postergaciones pautadas.
Matamos a los indios y los asesinos, rescataron entre los fuegos el pasado español de la conquista la excusa necesaria para el exterminio. Es decir: mucho balazo y mucha cruz.
Hoy seguimos matando por las dudas y por si acaso. Pero cuando nos toca, pedimos seguridad y vigilancia, porque la propiedad privada: mujer, casa o play station es sagrada.
Vuelvo.
Releo, es decir vuelvo a lo leído. Me detengo mientras, las cotorras de mi árbol se seducen a los gritos y picotazos.
Leo mientras el calor de diciembre arrebata todo, amontona los sentidos y nos prepara. De fondo suena el último disco del Indio Solari. Un milagro para derrotar tanto insatisfecho.
La herida sana a pesar de estar indefensos. Las magnolias de la plaza del pueblo que me habita desparrama perfumes y la gente sonríe a pesar de todo.


Lo más incierto
siguen siendo
las certezas,
más que las dudas.
Es ese coraje
borracho
que nos destapa
cuando siempre es
silencio,
que uno intenta.
Entonces.
Me quedo bajo
los tilos
para descubrir
el sonido
de los nombres
y dejo siempre la puerta
abierta
para la próxima vez...


Digo.
Casi un paraíso de traidores, que a cada paso siguen ocultando esa sinceridad para demostrarnos que la palabra es un cuerpo en sí. Lo dicho fantasea con nombres que se dicen en los bares y que nadie recuerda al segundo y que sin embargo forman y deforman nuestra mirada.
Vamos deseando y somos deseo. Documentos inalterables de nosotros. Brindis entre las sombras mientras avejentamos la memoria de a poco. Música de fondo, palabras desguazadas en el dique que a veces y sin querer somos nosotros.
Entonces uno se topa con estos momentos. Uno que siempre ha vivido en las fronteras de todo, se topa con estos secretos, conocidos y esperados, se revuelve y pregunta, disimulando, mientras el sol seca todo lo vivo de este pueblo.
Así como es pensamiento lateral, le pide a los poetas claridad, no suelen hacer lo mismo con el poder. Discutimos y seguimos sin pensar la dependencia. Nos explayamos sobre las improntas del mercado, sobre el robo de los funcionarios y no pensamos en nuestro subdesarrollo y en nuestra ubicación, en una larga y salada periferia.
Hace calor. Mucho.
Se pegotea la intención y los cuerpos. Se raspan algunos nombres que obligan a ese sube y baja del amor que se ha perdido, pero que sigue ahí arrastrándose detrás de nosotros para hacerse costumbre en este ir y volver con un nombre en el cuero, Somos esa porción de deseo que nombramos y adjudicamos como método de supervivencia extremos.
Es diciembre, se acaba el año de la serpiente, el que viene, dicen será mejor para algunos.
Que no sea nada!







lunes, 14 de octubre de 2013

Postales madrileñas


Este otoño que ha caído, viene casi sin perfume. Viene de color triste, opaco, sumiso y lento. Todo figura en los manuales de estilo, no se le escapa una coma ni un acento a este otoño madrileño que no sirve ni llama la atención.
Monocorde, esa es la palabra que se desnuda aquí en Madrid.
De pronto, esta noche de sábado trae una sorpresa.
Paco Ibáñez cantando desde una ventana abierta. León Felipe recorrido por la voz quebrada de cantante. Ahí vuelven algunas alegrías de un pasado glorioso y sin la moralina de los presentes. Suena Ibáñez y sueña la tropa sin derrotas a cuestas.
Los chavales hacen botellones. Beben, cantan y gritan y después a casita que no es cosa de andar preocupando a mama y a papa, así sin acento. Y todos contentos, alguno habrá de encontrar su libra de carne y mañana a descansar que es domingo y bien se lleva por estos andurriales, mientras no se metan con uno ni con la parentela.
Digo.
Me hablan del peronismo. El peronismo nunca fue revolucionario. Organizo a la clase obrera y a la burguesía nacional y condujo. Se horrorizan por los problemas de dineros ajenos, pero eso siempre fue parte del negocio. Ser peronista es de alguna forma, la gracia de asustar a los otros, que también son peronistas pero todavía no lo saben y son siempre de lo peor.
Los secretarios, los amanuenses, los soplones, los que hacen negocio, los que delatan y los alcahuetes nobles y los otros que no son tan nobles, hacen su parte. Ellos ya se preparan. Han aprendido con el que entregó la patria durante diez años, allá por los noventa y hoy son estos jóvenes brillantes que cacarean lejos del nido, para despistar. Teros.
Todos tienen su propia camiseta. A algunos les cuesta decirse peronistas a otros no tanto. En el fondo, estos son conservadores, conservas grandilocuentes, contrerassin llegar a gorilas. De derechas, cosa que siempre fue el peronismo y que siempre supimos algunos peronistas.
Hablan ya a media voz, con la boca torcida de tanto escamotearle verdades no ya al pueblo, sino a sus supuestos supuestos compañeros.
Es decir, esta etapa argentina es la etapa superadora del menemismo. Un neoalgo más a la moda. 
Será por eso que el turco Menem esta libre y con sus fueros parlamentarios al día y disfruta de su libertad. Al igual que todos los que estuvieron en su gestión que tanto indigesta a veces al de a pie. 
A estos les cuesta decirse peronistas y se les nota aquellos, a los más nuevos. Pero los que vienen no son mejores.
Pienso.
Un Papa argentino que habla en argentino. No usa el español o el castellano neutro, sino que habla como se habla en mi país creando una ocurrencia imposible de definir. Dice "relojear" a cientos y se queda lo más pancho este Pancho. 
Por aquí preguntan.
Les ocurre lo mismo como con el peronismo. Están rodeados y no entienden.
Madrid se pone mustio de a ratos. 
Sopla el viento de las sierras y todo se acalla. El que se quedó sin escalera, agarrado al pincel, sigue pataleando al aire, el que tiene, se aferra y el que no, corre detrás de esa coneja veloz y rabiosa.
Hay más desclasados durmiendo en las calles. Los fascistas del poder, siguen como si nada y han vuelto a respirar normalmente con la buena de Ángela Merkel de nuevo triunfante por tercera vez consecutiva y nadie sin chistar en esta reeleccion por tiempo indeterminado.
Uno de estos ministros acaba de recomendar a los parados, que incursionen en la artesanía, dice que es el futuro para tanto español con títulos y masters y que el que no quiere trabajar es porque casi no quiere.
Camino.
Por esta ciudad, me fumó un cigarrillo en Sol, me suicido en Retiro y sigo por entre las sombras de la Cuesta de Moyano, olfateando y siguiéndole el rastro a tanta tristeza a reglamento.
Digo.
No, el peronismo no es de derechas. Es peronismo a secas. Poderoso en repartir dividendos a sus oligarcas sindicales, prebendas a sus burócratas de yeso y católico desde siempre.
Pero también hubo y hay de los otros peronistas, esos que parecen empeñados en querer  desterrar, que los olvidan o los barren bajo la alfombra desde los años setenta. Esos impresentables de siempre, que resistieron y que combatieron a duras y maduras.
Infiltrados. Peronistas que se jugaron la vida por una idea, no por un cuadro de la conducción ni porun puesto de eternidad, sino por la memoria de los mejores años de nuestras vidas.
Los otros. Los que se abrieron cuando la noche bajaba como un rayo y años más tarde se llamaron renovadores, los que se hicieron millonarios con los bienes de los compañeros caídos y después terminaron como ministros de algo en un gobierno peronista, esos siguen siendo los enemigos.
Infiltrados. Los que nos desafiliamos a esa cáscara inútil que siempre fue el partido justicialista cuando otro peronista decretó el indulto de los enemigos de la patria. Los que aprendimos de sapos que había que tragar cuando el viejo se mandaba una macana o una traición y seguíamos juntando nafta y telgopor por todos los inviernos que había que pasar.
No, el peronismo es peronismo. Es ese tipo de la puerta de la embajada de México que abre las puertas y se pone a chamuyar con los dos policías que también serían peronistas, mientras un Renault 12 daba vueltas y más vueltas a la manzana, hasta meterse de prepo con otro peronista,a bordo,  que había sido presidente por cuarenta y nueve días y que cumplió con lo prometido en su momento,sencillamente con lapalabra dada.
Sigo.
Por aquí las cosas no pintan bien. Sigue aumentando el paro, los desocupados, los acostados por este sistema que no tiene cura, ironizan con los alcances de las próximas convocatorias a marchas y protestas, pero la liga defútbol es del Barça, el culo de la vecina y esas cosas y con eso tienen, tenemos bastante.
Ahora le toca el turno a las pensiones y jubilaciones, después irán por otros tantos miles de empleados públicos, mientras los políticos inician procesiones para que el sol español salga siempre para que los pálidos del norte continúen llegando cada verano.
La mujer española sigue indiferente y los tíos por estos tiempos siguen atrasando. Nadie toca una bocina con su auto, nadie se queja a viva voz, sólo mascullan por lo bajo, el jarabe franquista no ha sido en vano. Está visto.
Me detengo en los perfiles, me quedo quieto en la media sonrisa que todavía trasuntan algunas mujeres que recorren esta ciudad.
De fondo suena Sly and the Family Stone en Woodstock y me celebro de poder seguir con esta rutina de vivir. Me seduce ese funk primitivo de los años sesenta y su carga de sexo rabioso. Me gusta.

Fumo, mucho ya para mis años. Una caña en Madrid cuesta 1,40 según el bareto de la esquina.  No es caro nunca el camino del olvido. Sólo hay que elegir.
Murmuro.

"Compro libros argentinos
En Madrid, salgo y
parece que entro,
me olvido de mi
y a veces llego.
Duermo sin dormir
mientras las voces
me llegan sin perfume
en este saber donde estoy.
Me falsea el nombre
esta noche que balconea
en medio de este rumor
que sigo siendo sin darme cuenta."
                                     (Fragmento)
Y me voy. La historia siempre es arisca. Como las buenas mujeres, esasque suelen dejar recuerdo en el ojal de uno.
España es el desasosiego. Argentina siempre la promesa del fuego. Mis dos países, mi doble personalidad, esos besos dobles que siempre se dan pocas, muy pocas veces.
Es otoño por estasplayas y es primavera en ese amor sangriento que es mi otra parte.
Un abrazo y que no decaiga.

martes, 13 de agosto de 2013

La tonta sonrisa de Robin Williams


Apareció ayer en Página12.com.ar y me quedé pensando en esto, masticando las palabras, A veces razonar ayudado por lo otro, por lo que se intuye, en esa especie de zozobra a reglamento que atravesamos, ignorados y raudos. Solos y casi siempre anestesiados.
Asombrados y todavía en contra, muchos se preguntan en la idiotez de siempre, si la realidad no es solamente esa sonrisa estúpida que nos circula por el rostro.
De las sombras se sale con políticas, no con adivinanzas ni juegos solitarios. Se construye con políticas y se discuten políticas. El resto son chicanas que se utilizan como demostración de fuerza, de ese titeo trabajado por los de siempre.
Me quedo con este texto de Horacio González, leerlo es una de las formas de no hablar solo, de no saberse solo en medio de esta estampida y polvareda que comienza a percibirse en medio de la llanura. Algunos hasta tienen preparadas las maletas, se despiden de la amante y congelan sus muecas de manera grotesca y estudiada.
Pero nadie renuncia ni nadie se suicida en este paisito de vértigo horizontal.
Vuelvo.
Este texto, para mí es casi certero. Por eso quiero compartirlo y releerlo con calma. En esta hora en donde muchos se están asustando o en todo caso, mostrando el pelaje.
Porque en definitiva son como el bueno de Robin, una mueca a destiempo, una palabra casi sin sonido, una nada de acertados genuflexos.
Que no sea nada.

Frente a la dificultad




 Por Horacio González
Hasta el momento, un sutil e implícito descentramiento vino jugando a favor del Gobierno. Ha tenido trato con el vacío y la plenitud, ha surgido de un vértigo y creó una institucionalidad movediza que puso sobre la arena política debates cruciales sobre la historia colectiva. Sale machucado de esta jornada, pero su compleja respiración sigue viva. No es anticapitalista, pero no todos los procapitalistas caben en él. Verdaderamente, el verdadero capitalismo globalizado no desea que prosiga. No es antirrepublicano, pues sus actos, que proyectan reformas institucionales o leyes avanzadas, se someten al debate parlamentario y al juego democrático general. No obstante, sus impulsos reformistas son pretextos variados para la crítica de un neorrepublicanismo que a veces siente estar frente a una dictadura. Tampoco el Gobierno es enteramente peronista: si buena parte del peronismo cabe en él, no todo el kirchnerismo cabe en el peronismo. ¿Y el peronismo? Visto desde su propia complacencia, está escindido para siempre, aunque conserva el mismo nombre. Hay en su interior el dilema de origen: o su memoria da paso a otros rumbos o se instala en su ocaso litúrgico.
El Gobierno no es contrario a las inversiones extranjeras, pero buena parte de su adversarios lo acusan de ahuyentarlas, lo que hace sospechar la paradoja de que cuando lo critican por verlo contrario a tales inversiones es por su tendencia nacionalizadora, que sin dejar de ser genuina, no se realiza en la época de Scalabrini Ortiz sino en la de los fondos buitre. El Gobierno gobierna en la dificultad, no en el auge. ¿No lo sabíamos?
No menosprecia cierto privilegio hacia el revisionismo histórico, pero reivindica a los principales héroes de la Ilustración argentina, no desdeña a Sarmiento ni a Lisandro de la Torre, e incluye un saludo explícito a la reforma universitaria de 1918. Mientras al peronismo más estricto le gusta recordar que la gratuidad de la enseñanza universitaria explícita viene de Perón, la Presidenta puede saludar este hecho de naturaleza democratizadora en lo económico, aunque acentúa la historia democratizadora esencial. ¿Cuál es? Que ese reformismo universitario progresista es el que ocurre en la conciencia institucional universitaria, en el corazón de los saberes humanísticos. Precisamente en aquel año en que Deodoro Roca, el último gran hombre de la gran Ilustración argentina, escribe el Manifiesto Liminar. Hay que saberlo.
Como nunca, dado el carácter repentino o su gusto por lo flagrante, los actos más diversos del kirchnerismo hicieron surgir a la luz las afecciones más profundas, las motivaciones primarias, las oscuras incitaciones del país, a veces encerradas en memorias lejanas de las encrucijadas nacionales. En el marco de una campaña adversa que, recurriendo a poderosos thrillers, género truculento que procura altos resultados emocionales, asoció al Gobierno a espantables corrupciones que taponaban toda discusión posible. Inclusive impedía la propia discusión más precisa sobre la corrupción. Puede comprobarse que a pesar de tales campañas, que hacen de la política un mundo espeluznante y patibulario, la elección realizada por el Gobierno fue su momento de mengua, pero de digna resistencia ante tales ataques.
Más que multipartidarias, esas arremetidas lanzaban sus flechas desde una condensación mediática inusitada. Se atacó al Gobierno bajo la hegemonía de la injuria fácil, arma conservadora por excelencia. Los resultados electorales dicen que el Gobierno resistió como pudo la tensión en sus ciudadelas. Si los resultados que obtuvo no son ni espectaculares ni lo desobligan de mayores compromisos explicativos, le trazan ahora un horizonte donde deben convivir con reorientaciones y reflexiones más exigentes. Exámenes internos, rigores analíticos mayores, son sin duda lo que el momento aconseja. ¿No lo sabíamos? Hay que saberlo.
Descartemos dos visiones extremas. Se equivocan quienes suponen que hay un “aparato estatal” que tiene efectos coercitivos sobre el voto –el viejo espectro del clientelismo–, como quienes también digan que los “aparatos comunicacionales” hayan llenado de comidilla servil a la oposición. Es obvio que eso existe, son elementos de cuya abstención no puede jactarse ninguna elección. Pero para comenzar a hablar, no vale ya decir lo obvio. El voto como entidad colectiva es lo que se sabe a sí mismo como señal de validez, es lo ya dado, no como operación espuria. Existió la voz gubernamental, y la otra voz. La frase “la patria es el Otro” adquiere ahora su verdadera dramaticidad. Lo sabíamos.
Pero es necesario decir también que hubo varias campañas. La de los partidos, coaliciones, ligámenes personales. Y la “otra campaña”, hecha por los karatekas de las sombras, alegres comediantes de individualismo posesivo, que sin duda tuvo grandes efectos. Se basaron y a la vez crearon un tipo de elector desideologizado, que convive con la inmediatez de tiempos quebradizos y en donde la mundialización de los gustos y formas de vida ejerce un mandato de condena, en términos de sumisión y pobreza, sobre millones de personas en todo el mundo. Vivimos bajo nuevas formas de vigilancia, consumo, simbolizaciones sumarias pero efectivas en la creación de estilos políticos bajo dominios tecnológicos que implícitamente definen la cantidad de hombres y mujeres que serán marginados o víctimas del hambre y la inanición. De nada de esto saben Massa o Macri, pero desde ya deben demostrar querer saber más de esto los que hayan dicho que escucharon flamear antiguas y nuevas banderas populares.
Es un lugar común admitir los errores sin decir cuáles son, pero en la raíz de la situación vemos un gobierno que cosecha un caudal mediano de votos –aun siendo la primera fuerza nacional y manteniendo quórum propio en las cámaras–, y que no merma ante los electores por sus deficiencias, sino por lo que largamente ha insinuado, su reformismo atrevido y no sus dimisiones. Porque hay un supremo error en todas las fuerzas políticas de nuestros países. La poca atención que se presta a las nuevas configuraciones de dominio, el mando mundial, que tiene las más oscuras zonas de disputa, que afectan los viejos legados democráticos, que adoptan la imposibilidad de detener guerras latentes, provocándolas. Larvadas o intermitentes, lanzando operaciones bélicas de todo tipo. Mantener las instituciones democráticas es vital; tan vital que solo se lo hace yendo a la cepa última de esta situación, esta estructura de escasez que propone el mundo capitalista real para las clases populares, y no tanto una fenomenología social válida –seguridad, inflación, corrupción–, temas que cuando las izquierdas populares no toman adecuadamente, están más fácilmente disponibles para que los nuevos conservadores se apropien de ellos, porque ellos no son ni quieren ser sino eso.
Todas las nociones colectivas, lo social como signo emancipador, están en riesgo. Países donde se ha avanzado en esos conceptos –finalmente culturales– sin abandonar desarrollos productivos que no afecten el destino de la humanidad, lo humano mismo, son precisamente los países cercados por nuevas alianzas estratégicas –como la del Pacífico– y decisiones de agencias secretas que repentinamente ven un objetivo militar en el avión de Evo Morales. Son coacciones que fuerzan a la clase política mundial, inclusive a la que en el pasado mostró aspectos que podrían llamarse progresistas, o tercermundistas, o de liberación social, a convertirse en el programa del liberalismo obligatorio, que ya nada tiene que ver con herencias venerables del siglo XVIII. Ahora es un liberalismo que puede no aludir a invasiones, bombardeos, confiscación de embarcaciones, administraciones de la usura mundial que tiene a su servicio cortes supremas, aviones militares no tripulados, pero aparece como su complemento. Apéndice que en su mejor nivel es medroso y en su peor nivel es oportunista y pusilánime. Ese neoliberalismo se apresta a volver, alimentado por afluentes sombríos, que algunos conocen bien, otros no aciertan a detectar, aunque pronuncien muchas veces palabras superficialmente adecuadas. Lo sabíamos. Es tiempo de auscultar lo que somos, interpretar con agudeza los nuevos horizontes de justicia y rehacernos en el acoso.





Ostranenie

Ya pasó.
Muchos viven su derrota, preguntando. Los vencedores también se preguntan, aunque por ahora bajan la voz. Se desgarran las vestiduras, se miran de reojo los que perciben el sabor agrio de un bolero que parecía eterno.
Los más, siguen como pueden con sus vidas. Ciegos al murmullo de aquellos que disimulan el presente, vendiendo el pasado reciente como gloria eterna. Muchas boquitas pintadas en el bunker, algunos escotes y mucha muchacha en flor cantando para la cámara.
En fin.
Han querido moralizar el pasado, lo han intentado. Propios y ajenos. La historia que algunos contamos. Esa línea sinuosa que se desprende de la culpa colectiva, que nos quieren vender. Pero la duda es siempre la misma canción.
El pasado está ahí, al costado y queriendo ser contada.
¿La violencia se cuenta?
Mucho amor, muchas margaritas y sonrisas. Pero el pasado es mejor enterrarlo, dejarlo escrito en el descifrar confuso de los otros.
Perdieron, si es que perdieron no contra otros, sino contra ellos mismos. Agitando las algas de ningún entrevero demasiado serio y fiero. En todo no tocarle la sombra a los poderosos siempre tiene su costo. Sirven mientras les sirvan a ellos.
Digo.
"Vivo en un pueblo que tiene una calle larga. A veces pasan hombres montados a caballo.
Los automovilistas, a veces, aminoran su velocidad".
Se retuerce el invierno, se agota la espera. Cambian los tiempos que a veces se perciben grandes. El de a pie, sigue de a pie. El silencioso percibe sus silencios, cuando espera que venga el calor. Viaja y suda como siempre. Desconfía y se alegra de hacerlo. Se alegra por la sonrisa salvaje de esos fantasmas chiquitos que lo rodean de a ratos. Se deja estar, esperando por la longitud de esa vida que lo recorre.
Cumple y en silencio, trenza sus sueños.
Las tristezas se columpian desde siempre. Se arremolinan las cuentas pendientes, mientras los otros hacen lo suyo. Vota y después se vuelve atando verdades despacito, gambeteando las sombras de los nuevos profesionales de la libertad.
Espera el tren y el sabor de castigo, lo cerca.
Digo.
Es que estamos rodeados y son siempre para peor.
Me detengo en un poema que se dibuja en elpoetaocasional.blogspot.com de Pedro Donangelo. Reaparece Blas de Otero, construyendo con sus palabras estos sueños que a veces, no, creo que siempre, me deslumbra y me conmueve.



Lo Fatal
Entre enfermedades y catástrofes
entre torres turbias y sangre entre los labios
así te veo así te encuentro
mi pequeña paloma desguarnecida
entre embarcaciones con los párpados entornados
entre nieve y relámpago
con tus brazos de muñeca y tus muslos de maleza
entre diputaciones y farmacias
irradiando besos de la frente
con tu pequeña voz envuelta en un pañuelo
con tu vientre de hostia transparente
entre esquinas y anuncios depresivos
entre obispos
con tus rodillas de amapola pálida
así te encuentro y te reconozco
entre todas las catástrofes y escuelas
asiéndome el borde del alma con tus dedos de humo
acompañando mis desastres incorruptibles
paloma desguarnecida
juventud cabalgando entre las ramas
entre embarcaciones y muelles desolados
última juventud del mundo
telegrama planchado por la aurora
por los siglos de los siglos
así te veo así te encuentro
y pierdo cada noche caída entre alambradas
irradiando aviones en el radar de tu corazón
campana azul del cielo
desolación del atardecer
así cedes el paso a las muchedumbres
única como una estrella entre cristales
entre enfermedades y catástrofes
así te encuentro en mitad de la muerte
vestida de violeta y pájaro entrevisto
con tu distraído pie
descendiendo las gradas de mis versos.

Blas de Otero (1916, Bilbao / 1979, Madrid, España).

Sigo.
Es extrañamiento, es esa palabra que no tiene traducción, es un síntoma que ni los años de alegría legislada, de amor a reglamento y por cadena nacional, pudieron desterrar. Ostranenie querrá decir algo, pero por el momento uno, yo, sigo caminando despacito y por las piedras.
Dicen que este es un final de ciclo. No, los ciclos extorsivos son casi eternos hasta, que se revierte o se da vuelta la milonga.
Pero, los otros, esos enemigos de siempre, ya tienen el miedo en el cuerpo. Se asustaron y por eso, sigo compartiendo mi voto a este gobierno. No mucho más
Me quedo con Blas de Otero, con algunas músicas y diferentes esperanzas, que se calientan al sol a pesar de curas y sargentos.
Y me voy, disimulando un poco.











viernes, 2 de agosto de 2013

El mal de ausencias

El aburrimiento. Esa languidez ridícula que asoma por entre los pliegues de la realidad. Masca el cuero, gotea el techo, se repite y repica esa letanía.
Temporada de elecciones. Palabras entrecruzadas y secretos. Los políticos y sus secretos. Los políticos y sus no dichos. Aburren plenamente.
Miradas de reojo, suspicacias y de nuevo y siempre lo que no se puede decir.
No, no aburren, me equivoco, me ponen en alerta. Me sitian al borde de la mentira y su familia. 
Uno siempre abrevia al otro. 
Primero intuimos el fenómeno y después, solo después las reglas que rigen este fenómeno que nos desviste se hacen presentes para entender o por lo menos para intentarlo. Así las cosas, presiento estar rodeado y se que siempre son para peor. El gobierno y los opositores, danzan entonces sin fijarse en el resto, en los silenciosos, de a pie, los que siempre saben, sabemos, que se puede estar peor.
Mientras tanto, siguen su ronda, los de siempre.
Digo.
Mejor espero que pase el invierno. Que se disuelva en promesas, que se torne otra cosa.
Vuelvo a la política. ¿Qué explican los que siempre deben explicar? Se pelean entre ellos, se vuelven recuerdo en el transcurso y vienen otros. 
La falta de sangre en profundo de las noches, hace de los candidatos meros predicadores de desiertos y de sus alrededores. Se nombran y se olvidan. Construyen y abandonan.
Nadie puede ceder al encanto del ocultar. Se deshacen entonces, en la nada.  Quinta columna de lo intocado, de lo sagrado, de lo recóndito. Juran y vuelven a jurar, en la profana puntería de los que nada se juegan.
Pero nadie rompe.
Ninguno patea ningún tablero. Todos esperan. Desacostumbrados los otros, hacen noche, fumando alrededor del fuego. Pareciera que la política es esto. Ese mal de ausencias que obliga a ser, traidoramente, parte de esa majestuosa e infrecuente clientela que concurre a votar. Se juega y se pierde por una moneda. Nadie muere, todos sobreviven a tiempo para pagar el alquiler o la siguiente mensualidad a las amantes sonrientes.
La muerte es cosa seria, demasiado, por eso juegan y reviven a cada paso. Cambian, pero se someten. Mientras tanto, dejan pasar el tiempo. Mienten entonces con ese frenesí sin nombre, pero viejo y siempre nuevo.
Entonces.
Presiento tan grande la tarea, que es mejor hacer desde abajo. Descreer, comenzar a descreer de la superficie, volver a lo negro y desde ahí, apilando ladrillo a ladrillo,  buscar otras preguntas.
Todavía sigue persistiendo en el cuerpo social, un alto consenso hacia la disciplina y por su continuación que siempre es la obediencia.
Esto, este patrón sigue sin erosionarse. Entonces discuten por un general, por la foto de un cura o por lo silenciado en el discurso.
Ejercen a toda hora, la lenta consumación de la pérdida de memoria. Así dejamos el sentido del pasado y como quien no quiere la cosa, también del presente, ya que esto también habrá de traer otras pérdidas más profundas.
Demuelen y nos obligan a traicionar ese sentido de todo lo hecho. Abrevio al otro.
Disimulo y espero. 
Hacen encuestas y condenan con algarabía y mucha hipocresía todo lo ajeno a sus negocios. La violencia siempre es la violencia del otro, de ese que vive en el limite.
Vuelvo.
Me dejo estar. Camino por las mismas calles de siempre. Creo que a los árboles los hacen los pájaros y el viento. Me distraigo con una sonrisa y a veces, releo un libro antiguo.
Las ciudades son siempre extrañas. Vísperas del ruido, antesala de la tristeza. Voy desafiando oportunidades, mientras esperan los otros.
Los huesos duelen, los cartílagos, los míos, ya no reconocen ni mi nombre. Dejo una mirada en el perfil de una morocha que me camina por esta vida, parecida a una casa de citas y no a otra cosa.
Río con furia y cuento las arrugas que me sobreviven. Encuentro persianas francotiradoras y me cruzo con reyes destronados que dicen siempre que la vida eterna dura una nada y así vamos. Ladrándole a la luna cuando no hay luna y sobra el vino ajado por los cuatro costados.
No escribo para nadie. Es una mueca.
Celebro esta misantropía que me da asilo. Viajo por ciudades, que siempre quiero que sean mías desde el reverso de la historia. 
La rubia o pelirroja sensación de amores imposibles. Bares y codos hechos en mostradores. Luces tenues para las mentiras y un balcón para escuchar respiraciones ajenas.
Mateo con lo imposible. Mientras un cielo de banderas festeja. Demasiado himno a medianoche me digo, mientras comienza el suicidio de la noche.
Entonces.
Ya no sueño con serpientes. Los días se me iluminan a fuerza de cielos altos y desparramados de este sur sin límite. El espanto hace el resto sin esperar la jubilación. Desolados como el paisaje, voy o acaso vamos sin reconocernos en el intento.
He vuelto a fumar y he dejado de ser enredadera de mis recuerdos. 
Mientras tanto, alargo las despedidas y me vuelvo sueño equivocado, peatón de lluvias y futuro brindis de tequila.
Digo.
Me asombro con un poema que tomo del blog de Irene Gruss Elmundoincompleto.blogspot.com, en donde hay muchos buenos poemas, varios como para que se te seque la garganta y se te ablande el alma. Sharon Olds es una poeta espectacular, con solo dos libros editados en este país, pero no importa es una gran poeta que une parte de este mundo a bordo de sus palabras. Y siempre es como un rayo, encontrarse con una poeta en medio de la nada.


SHARON OLDS

(San Francisco, EE.UU., 1942)

Las formas

Siempre tuve la sensación de que mi madre
moriría por nosotros, se lanzaría a un fuego
para sacarnos, el pelo incandescente como
un halo, se zambulliría en el agua, su cuerpo
blanco sucumbiendo y girando lentamente,
ese astronauta cuyo cable se corta
para
perderse
en la nada. Nos habría
protegido con su cuerpo, habría interpuesto
sus senos entre nuestro cuerpo y el cuchillo,
nos habría metido en el bolsillo del abrigo
lejos de las tormentas. En la tragedia, el animal
hembra habría muerto por nosotros,
pero en la vida tal y como era
tuvo que mirar
por ella.
Tuvo que hacer a los niños
lo que él dijera, tenía que
protegerse. En la guerra, habría
dado la vida por nosotros, te aseguro que sí,
y lo sé: soy una estudiosa de la guerra,
de hornos de gas, de asfixia, cuchillos,
de ahogamientos, quemaduras, todas las formas
en las que sufrí su amor.

Versión de Juan José Almagro Iglesias y Carlos Jiménez Arribas

Sigo.
Me desnudo con la lentitud del que sabe y todavía desconozco como hacer para llegar a fin de mes. Extranjero siempre entre extranjeros, mis botas eternas y la certeza inobjetable de empeñar todo por un segundo y salir del coma cada vez que me lo propongan una o dos personas.
A veces me pierdo y espero entre llamaradas, oculto entre mis nombres dibujo las distancias que se me prenden como abrojitos en medio de la tarde.
Entonces sin testamento voy por ahí. En medio de un mar, de muchas dudas y futuras demasiadas viudas. Demasiado siempre es poco y ahí vamos, saludando al personal, mientras suena mi canción preferida y los muñecos, se siguen aferrando a cuanto escritorio o señorita se les presenta enfrente para ser inmortales hasta la jubilación.
La ciudad se estrangula y alguien, como siempre ocurre, estará esperando su libertad condicional, el próximo tren o la próxima boca.
En fin, que no sea nada

miércoles, 17 de abril de 2013

El baile de los tiempos

Es raro, terrible y llama la atención. Las respuestas y las preguntas, aguardan y sin embargo mueren personas en el intento.
Lo extraño o no, es que siempre los muertos los ponemos nosotros. Los fascistas jamás.
Duele Venezuela, pero por cuestiones previsibles.
Una venezola al lado mío, que me espía por sobre el hombro, me detiene. Es que a Capriles le han robado, dice indignada en este Madrid al borde del estallido.
La miro.
Le digo que el año pasado, Capriles el canditado de la derecha, ganó con el mismo sistema de votación y por muy poco al chavismo en Miranda y nadie dijo nada.
Me mira, se enoja, se va murmurando algo sobre los ches y los comunistas.
Sigo.
Capriles perdió, el chavismo también pero menos.
Lo cierto es que los muertos vienen de este lado.
Salieron a perseguir a los médicos cubanos que trabajan en los asentamientos. quemaron sedes del partido del comandante. Salieron con armas de fuego a marcar el terreno. Piden el recuento de votos, pero Capriles sabe, que perdió, por eso ya no pide tanto. Se calla, porque sabe, que perdió.
Digo.
algunos estúpidos han comenzado a pedir el juicio político de la presidenta Cristina Fernández. Mejor dicho estos asesinos en potencia quieren el golpe de estado. Quieren desalojar gobiernos democráticos a punta de pistola, con marchas militares y jueves amigos.
Insisten. Se demudan, convocan marchitas muertas de muerte prematura. Tienen odio.
Entre ellos y nosotros, hay dos cuestiones diferentes. La estética, que ellos viven en contra de nosotros. Los negritos, los enojados, los que metemos las patas en la fuente y la ética, que es nuestra y que desde ahí conformamos una opción política superadora. Ellos, allá con su estética y nosotros acá con nuestra ética. Esa es una de las patas de la lucha.
Vuelvo.
Los que asesinaron en Venezuela, son los mismos que quieren ser asesinos a sueldo del futuro gobierno apoyado por los yanquis y por el gobierno de su majestad borbónica.
A quienes les cuesta decirlo, pero quieren un gobierno como el de ellos, que respetan las vidas humanas, los bienes, la libertad y la paz, cuando todo eso es de ellos y no de nosotros. Lo dicho siempre los meurtos los ponemos nosotros y esto, es todo un tema.
Ganó Maduro, por poco, pero ganó. El proyecto, ya se oye, por ahí, debe rectificar y modificarse. Son las voces de esos supuestos apoyos críticos que reciben siempre los gobiernos populares, pero que al calor de las noches, suelen cambiar de vereda y transmutarse en opositores de acuerdo al paso del sol y sus calorcitos.
Pienso.
La justicia civil es para los ricos, la justicia penal es siempre para los pobres. Ahí radica la cuestión a discutir, a pensar. La justicia nunca es independiente, siempre está subordinada a los intereses del gran capital. Por eso el pobrerío llena prisiones, porque son peligrosos. Los pobres no ponen cautelares ni utilizan chicanas para no ir a prisión. simplemente van.
Algunos amigos españoles, desconocedores, hablan de dictaduras en Latinoamérica. No saben del peso sangriento de las dictaduras y sus acólitos mercenarios.
Se llenan la boca con la palabra democracia, palabra muerta hace tiempo.
Mienten amamantados por los medios de comunicación. Se quejan y siguen con su rutina. Venezuela como el resto de los países, están muy alejados de los gobiernos de facto. Solo son otras experiencia políticas, que han permitido un cambio de políticas.
Radicalizan los perdedores. Salen armados a vengar lo que sea necesario, para salvaguardar a su líder. Ellos, que cuando las cosas les sonríen prometen y no cumplen. Eso es tan antigüo como la muerte, como la injusticia.
Duelen los caídos en Caracas. Duele el silencio de iglesias y foros internacionales. Callan, porque saben que se viene el tiempo de la venganza.
Marchan en silencio los futuros hacedores de viudas y huérfanos. Esperan.
De este lado, habrá que comenzar con la tarea. Escribimos en las paredes LOMJE, y ellos saben como nosotros, que todo se dirime de una forma.
Si la paz no es posible, habrá que luchar para conseguir la paz.
Hasta siempre...
LOMJE: Libres o Muertos, Jamás Esclavos.

viernes, 12 de abril de 2013

Postales de Madrid

Ya he perdido la cuenta de cuantas postales de esta ciudad, elegida como telón de fondo, he escrito desde que estoy en esto de recopilar palabras y sensaciones. Perdí la cuenta, porque en realidad no soy demasiado exigente conmigo mismo. Iba siendo hora.
Pero Madrid está ahi, detrás, dentro mío como esa parte de uno, que en mi caso conforman dos países diferentes pero iguales, unido por mí, en una búsqueda permanente no ya de revoluciones, sino de uno mismo.
Y asó, llegó esta primavera tímida. Salió el sol después de semanas y cambia. Como cambiamos todos cuando la luz, a la extrañábamos, hace su aparición.
Entonces florecen los primeros árboles, se agita un poco la mirada y la palabra descansa sobre la palabra por fin. Se juega otra instancia de ese encuentro de la vida y uno mejora un poco su aspecto, se afeita. Mira por la ventana y como es Madrid, las alergías comienzan su derrotero hasta el próximo otoño.
Pero falta.
El frío comienza a retroceder y los escotes de las madrileñas comienzan a florecer también, algo que no sucede en mi otra ciudad, pero que también tiene lo suyo. Los días se hacen más largos, y eso también comienza a notarse en el ánimo social de los habitantes de esta ciudad amable.
Siguen los problemas, se acumulan broncas y a pesar de ello, uno presiente, yo presiento, en medio de este decorado magnífico que me sigue las huellas, que uno mantiene la decisión de seguir en contra de aquellos, que insisten en afearle la vida al otro.
Digo.
Los políticos de este país, esa runfla de estúpidos elegidos democráticamente, tienen miedo a los escraches. Invento argentino si los hay. Con los escraches íbamos a buscar a los asesinos a sus casas, a los ladrones y a los vendepatrias. No nos importaba ni la polícia ni la democracia.
Por aquí los fascistas del poder, llaman fascistas a los escrachadores. Invierten la carga. Son hábiles los políticos españoles en facturar esloganes (no se si existe esta palabra), así gobiernan este país desde la época de la culona (así lo llamó el fascista Queipo del Llano a Francisquito ¿el motivo? desconocido). Entonces se alían socialistas y fascistas en la defensa a ultranza de sus privilegios. No quieren al pueblo en las calles, haciendo democracia, señalando sus posesiones ni sitiando sus costosos desplazamientos.
Entonces.
Entonces los que pierden todo, se movilizan y educadamente protestan frente a la vivienda del elegido. La justicia quiere meterlos a todos presos y la policía, como siempre se muere por utilizar sus democráticas porras en contra de todo lo que se mueva alrededor.
Así van las cuestiones en este territorio.
En el otro las cosas, por lo que se, van también con las suyas.
Pienso.
 La situación siempre parece en constante movimiento. Tenue, sesgados, subterráneo. Parece todo quieto, larvado y sin embargo se mueve. La conciencia es un elemento a tener en cuenta para la construcción de un futuro mejor, los elementos son los que nos entregan los dominadores y depredadores que hoy gobiernan esta parte del mundo. Es cuestión de esperar, nada más.
Llegó la primavera y sigo leyendo como si el mundo estuviese en vías de extinción.
Benoit Peeters edita en español la biografía de uno de los más grandes filósofos del siglo pasado. "Derrida". EL único de toda esa camada de pensadores, casi ignorado por la academia acartonada de Francia. el joven que desde sus orígenes argelinos, llegó a desplazar todo a su paso a fuerza de talento. Jacques Derrida, el deconstructor revisa la filosofía desde la misma palabra. Tuvo una vida de pelea con los académicos y resultó ser el filósofo más leído de la historia del siglo pasado. Amigo de unos y enemistado con otros, proyecta hasta nuestros días una sombra de pensamiento, difícil e inexplicable, que logró ser explicado y avanzar en ese trayecto de pensamiento, que sige siendo imbatible todavía hoy a nueve años de su muerte.
Peeters, recorre sus obras, sus diversas correspondencias, las historias narradas por amigos y cuasi amigos. Sus artículos y su inquietudes.
Obra esencial para entender el costado humano de Jacques Derrida, inmerso en un mundo que le era si no del todo hóstil, indiferente a su trabajo.
A través de este libro, volví a pensar en él. A buscar algunos de sus trabajos y a pensar como decía él, sobre la palabra y la relación íntima y mortal que tiene con nuestro actos. En determinado momento, Derrida navegó entre el marxismo, el psioanálisis y la filosofía y desde allí construyo, valga la paradója, una obra esencial para tratar de entender la singularidad de este mundo que habitamos.
Cambio.
Viernes por la tarde. el locutorio está vacío. Los visitantes, somos todos de otros continentes.Pero hoy, parece que han decidido darle descanso a las familias que viven del otro lado del mar. Estoy solo, la chica detrás del mostrador escucha a Stevie Wonder y su "Solo llamé para decirte que te amo". Tararea y que me importa que el mundo siga girando.
Viernes de primavera, el primero con colores. Una gracia más.
Entre la música que me rodea también siempre y afortunadamente, figura una de esas joyitas que acaba de aparecer.
El último disco del duque blanco. David Bowie, después de diez años vuelve a decirnos que está vivo, "The Next Day" es un trabajo que lo acerca a etapas intermedias de su carrera, pero que no lo retrotrae, sino que recuerda cosas del pasado para cantarle al presente. Ya desde la tapa del disco hay una clara señal. Una tapa del disco "Heroes" de los setenta con un parche blanco sobre ella y el nombre de este trabajo. Trabajo número veinticuatro de su carrera. Producido por Visconti y él, casi en secreto, acompañado por el grupo canadiense Metric. De alguna manera es una especie de desconcertante cerrojo en torno de su propio mito. No en vano Bowie eligió la fecha de su cumpleaños número 66 para editarlo y desmostrarle al mundo, de lo que todavía es capaz este músico extraordinario y vital.
Un disco pleno de desafíos, que encuentra a David Bowie, diez años después de "Reality" su último trabajo en un momento notable. Buen disco para desentrañar un poco más el curso que sigue llevando la música en esa búsqueda permanente, en ese camino que sobrepasa casi siempre la mediocridad ambiente que nos rodea.
Vuelvo.
Madrid ya tiene color, comienzan a apagarse estufas y calefacciones varias. Comienzan los cuerpos de a poco a desnudarse por las noches para dormir mejor. De a poco, el frío será memoria y pasado. Mientras tanto yo paseo mi mirada por este paisaje que me sigue, este escenario que me conmueve por sus colores y sus olores.
Sigo viéndome mirar y a veces me disfruto.
Que no sea nada...

miércoles, 10 de abril de 2013

La palabra detenida





Escucho a Caetano Veloso en esta ventisca que insisten en llamar primavera en este territorio que se llama España. Arropado por bufandas y descubriendo con alegría a este tipo que a los setenta años, decidió darle un nuevo rumbo a su vida.
Acompañado por un trío eléctrico y producido por su hijo, Caetano redescubre sonidos que lo transparentan todavía más.
Y lo logra.
Asume riesgos, como desde los inicios y vuelve a hacernos coincidir con su mapa privado, nos vuelve a incitar a tratar de encontrarnos y tratar de encontrar ese vértice de los tiempos que nos tocan vivir.
Su música suena de fondo, es nuestra música que cabalga con nosotros.
Pero, también está su poesía. El trabajo se llama "Abraçaço", algo así como una necesidad de plasmar otras variantes a esto de vivir en un mundo cada vez más congestionado, más difícil y tanto más incierto.
Es cierto. Necesitamos músicas y palabras para sobrevivir en esta devaluación perpetua que significa vivir en estos temblores desesperanzadores y vertiginosos.
Y ahí está Veloso, como cuando la Tropicalía, o su exilio y sus discos, que fueron construyendo un panorama sonoro. De pronto, Caetano rescata canciones que escuchaba en su niñez, cuando el mundo era más grande y a lo mejor, más interesante. Entonces hace un disco en los noventa en donde recreaba canciones. boleros, tangos y esas músicas que formaron su gusto por la música.
Creo no equivocarme, pero debe haber sido el disco más vendido en su historia. Con "Fina Estampa" del año 1994, y su versión en vivo Caetano se arrimó a un continente nuevo.
Digo.
La música es una correa de transmisión perfecta. Es un síntoma de ese milagro que suena y suena, marcando nuestros recuerdos a fuego. Acotándolos al accidente de un sonido que nos hace rememorar, que nos detiene un segundo en un vistazo de nuestras vidas pasada y todavía no conjuradas.
Está ahí, nos pone esa banda de sonido a nuestras edades, segundos apenas de una vida.
Desde siempre, traté de comprender. Carezco del más absoluto de los llamados oídos musicales. Sin embargo, superando ese tropiezo con una disciplina, logré que me venciera la pereza, sin dejar de escuchar música tercamente para tratar de aprender.
Tanto querer matar al padre, al final terminé disfrutando la música a como diese lugar.
Digo.
Hace ya muchos años que me deslumbro con la poesía. Y con Paul Celan en particular. El mejor poeta del siglo veinte de habla alemana. Sobreviviente de un campo de exterminio nazi, se radicó en París y allí se suicidó arrojándose al Sena en 1970.
Hace mucho una mujer me regaló dos de sus libros, "Amapola y Memoria" y "De Umbral en Umbral", libros que había extraviado. Gracias a ella, volvieron a mi y recuperaron su lugar entre mis libros. Todavía los arrastro conmigo de mudanza en mudanza. De tanto en tanto vuelvo a releerlos y a descubrir la emoción perfecta por la palabra detenida, que se mueve dentro mío.
"Tiempo del corazón" es una recopilación de cartas entre dos personas que se aman, que los une la pasión por la poesía. Un diálogo íntimo, apasionado y desgarrador. También están los desencuentros y el silencio. Es un diálogo de un amor después de Auschwitz, de personas que quedaron en situación de soledad y alarma. Ella, Ingeborg Bachmann también era poeta, poco reconocida fuera de Alemania y Austria, sin embargo ella es otra de las grandes voces de la poesía.
Entre ambos, esta historia duró quince años. Intensos y desesperados.
Leer la correspondencia entre ambos, lleva ineludiblemente a leer los libros de poesía de Celan que irrumpieron en esos años.
Ahí está el silencio y las tormentas de Celan dibujando sobre el cielo de París ese momento de su vida que quedó de forma desgarradora en su obra. Taciturno, solitario, fue profesor de alemán en una ciudad, que lo recuperó después de muerto.
Pero ya se sabe con los franceses.
Pienso.
No hay nada más apartado del mundo que una persona leyendo un libro. Es una especie de recinto que lo aleja del exterior, que lo somete a la palabra y que configura esa distancia. Solitario. ¿Solitario? No creo. Aparte. Sujeto por la acción de leer. Un hombre detenido mientras lee.
La acción trastocada, el movimiento leve y la abstracción, someten al otro, a esa especie de inquitud por lo que ese otro está haciendo.
Rito y descubrimiento. Una persona leyendo a distancia del resto.
Ahora que han estrenado la versión pobre de "Anna Karenina" de Liev Tolstói, vuelvo a algo dicho en alguna oportunidad. Me reitero.
La novela es una novela sobre la lectura de novelas. Y el mal que esto siempre acarrea, por algo además de quemar personas, las sectas, suelen quemar libros.
Vuelvo a este libro. Leer la correspondencia de otros, siempre tiene algo de espionaje. Asomarse al secreto de otros, insume asomarse a un mundo privado, vivo y ajeno.
Pero, venciendo prejuicios absurdos, este libro es un documento inalterable sobre el amor después del fin de mundo.
Esto ha sido todo muchachos... por ahora

lunes, 8 de abril de 2013

De que hablamos siempre

En un momento, en donde todo es desgracia para unos, uno, yo, preciso hablar de ese país, lejano, mío y doloroso.
Voy a hablar de ese dolor marrón, que recorrió de forma voraz durante dos días buena parte de la geografía y del dolor de personas que nada saben de cambio climático, de capas de ozono y que si saben mucho, pero mucho de injusticias, de marginamiento y de castigos sociales casi ejemplares.
Se perdieron vidas y ante este hecho, uno debe manejar la bronca. Se perdieron bienes, pero perdieron bienes como siempre los que menos tienen y uno debe manejar la bronca.
Deje pasar una semana, para recordar el miedo que uno siente, cuando el agua le lame las piernas a las personas en medio de la noche. Uno debe manejar la bronca y recapitular.
Por ejemplo, las inundaciones se repiten desde los inicios de este país mío. También uno debe recordar que nadie es amante social del sufrimiento, a lo mejor en privado a algunos les gusta. Pero socialmente no. Entonces las gorditas opinadoras, dicen que el pobrerío ama instalarse a la vera de arroyos, ríos y bañados. ¿Por qué? ¿Viven de la pesca en ríos contaminados? ¿Son cazadores furtivos? ¿Indomables castas insometidas a las tretas de la conquista?
O será, digo y pienso con bronca y dolor, los sitios asignados a los pobres de toda razón. Aquellos lugares que no pueden ser loteados a precios de París o Madrid. Esos reservorios de gente fea que sin duda habrá de morir tarde o temprano y lejos de la vista de esa otra gente, elegida por dioses y sus esclavos.
Entonces.
Vino el agua del cielo y arrasó. volvió a poner en práctica el dolor y la angustia y el miedo. Volvió a lo de siempre, a demostrar que lo que siempre ocurre es por culpa de los mismos de siempre y los que pagan las consecuencias, con sus pocos bienes, con su vida son aquellos que no son individualizados por nadie.
Deben salir con sus bultos, sintiendo esa lengua fría que trepa desde las plantas de los pies hasta lo recóndito de la conciencia. Y se instala allí. Se queda hasta que se convierte en dureza, junto a otras durezas en el rinconcito elegido de la memoria.
Salen de sus casas, dejando cosas detrás. Se pierden en las profundidades y se convierten sin que ellos quieran, en cifras.
Otra vez a cuesta con la miseria a recorrer alucinados un sitio más alto para pasar la noche y tratar de volver cuando bajen las aguas a salvar lo poco que quede, antes que otros lo hagan.
¿Existe el cambio climático? Parece un chiste. Uno de esos chistes de pitucos.
Por ejemplo, una autopista en la desembocadura de arroyos y riachos mas que cambio climático a mí me suena a asesinato en masa. El agua no escurre, choca contra una pared y la inundación es un decreto.
Pero a lo mejor este hecho es en nuestra medida un dato mas, un hecho que se repite. Un centro comercial construido más alto que el barrio que tiene alrededor, bombea el agua de las lluvias a ese barrio, el barrio se inunda y los que siempre pierden vuelven a perder, lo vienen haciendo desde el año 1957, cuando la fusiladora, una dictadura de entonces amontonó al pobrerío de forma provisional en esa zona, después de otras inundaciones también salvajes y letales. Los amontonó ahí, para que nadie los viera demasiado y los olvidó allí. Y en ese barrio los "vecinos" del intendente lo llaman Villa Mitré.
La semana pasada volvieron a inundarse. ¿Casualidad?
No se puede hacer un análisis sin sentir bronca y dolor. Por lo menos yo no puedo. Pienso en esa recurrencia de ser todos iguales ante la ley o en el peor de los casos, ante los ojos de dios.
Digo.
Hablo de mi país. De mi gente, de aquellos que siempre pierden.
En doscientos años de rentismo fácil, poder sobre vidas y haciendas, de vaquitas gordas han causado en nuestra burguesía nacional una especie de síndrome del gordito llorón e inútil, especie de enfermedad crónica e irreversible. Son como las amantes de los poderosos, cuando el papi les corta la tarjeta o no las lleva a Miami, van a los medios para contar sus crisis y otras miserias.
Vuelvo.
Las tragedias ponen a lo inevitable en el sitio de lo que podría haberse evitado. No es que haga falta más estado, hace falta mucha más sociedad, porque lo que mata no es nunca el error, sino su madrecita que es la ignorancia y ahí vamos.
Sumando muertos y arrasando con el pobrerío.
Mientras tanto, mientras esto ocurre, los gorditos inútiles recurren a la televisión y a las radios y a los periódicos, para seguir contando sus crisis, criticando y denostando a aquellos que salieron a ayudar al resto. Pero ninguno de estos eunucos caminó sobre el barro o entre el barro. Ninguno se arremangó para ayudar al otro, al desposeído, al temeroso. Ninguno se subió a ningún bote para socorrer a los que estaban en el techo de sus casas, sitiados por la negrura del agua negra que los rodeaba. De estos, no ví a ninguno.
Si vi a la presidenta haciendo lo que tiene que hacer un político. Aguantar los insultos y tratar de acercar calma. Lo hizo sin custodias ni guardias de infantería. Con un par de botas para lluvia, ella, fue a su barrio, tal vez uno de los más golpeados y después fue al otro, a aquel que mencionaba antes.
Ella, por lo menos estuvo. Pero antes habían llegado los militantes políticos, los jóvenes, ayudando, tratando de auxiliar hasta la llegada del resto.
Me distraigo.
Cuando la presidenta bajó al barro, los gorditos cerraron el culo. Perdón por mi francés que no es demasiado académico.
 Mientras los otros estaban de vacaciones, fraguando fotos y esas cosas, comenzaron a hablar del cambio climático. La naturaleza como la gran responsable y ante la cual no se puede hacer nada. ¿Coartada? ¿Un nuevo eje para descargar responsabilidades?
Pero la pregunta es ¿Quién se hace cargo de los muertos? De estos muertos que dejó el agua una vez más. ¿Quién es el responsable de esto? ¿El estado? ¿Los gobernantes que permiten edificar en sus municipios impunemente? ¿Los empresarios que en su voracidad no aceptan limitaciones de ninguna índole a la hora de ganar millones a costa de la seguridad del resto? ¿Quién?
Los ríos tienen crecidas y bajantes. Hay temporadas de lluvias y hay temporadas de sequía. Los afluentes bajan y suben como siempre.
Pasan los gobiernos, los intendentes, vienen otros y la cosa seguirá como siempre. Los débiles perdiendo todo y los alcahuetes de siempre ganando.
Un país que no quiere ver a sus pobres,que los aleja de los centros luminosos de la patria. Un país que esconde su desigualdad debajo de la alfombra de las buenas costumbres. Un país racista que acabó con todo lo que no era de su color o su creencia. Un país, como decía un grande, vegetal en vías de petrificarse.
Un país que mata a sus mejores hijos y después les echa las culpas de sus propias muertes a esos hijos que querian un mundo mas justo. Un país entrañable y extraño.
Digo.
Hablar de cambio climático es un chiste. Es para reírse a carcajadas.
Pero las muertes lo hacen hoy imposible.
Seguramente habrá foros, juntas, reuniones. Grandes planes y demasiadas voces. Seguro que alguno habrá de recordar a Ameghino, cuando hablaba de los ríos de la meseta de Buenos Aires y decía, lo hago de memoria, que esa porción de tierra estaba cruzada por ciclos de unos cincuenta años más o menos, ciclos que alternaban fuertes temporadas de lluvias y grandes temporadas de secas.
No se si esto sirve.
Los muertos de estas inundaciones ya no nos escuchan.




martes, 2 de abril de 2013

Aspectos del peligro

Se hace interesante, como en un laboratorio, comprobar como todo muta. Los acusadores de ayer, son los mismos que ahora están sitiados por denuncias y escándalos. Porque el primer cómplice del peligro siempre es la casualidad.
Gobernantes que esgrimen el dedo, por lo general el índice de la mano derecha, mientras cruzan los dedos de la mano izquierda, siempre oculta detrás de la espalda.
Ahora el dueño de Galicia aparece en una fotografía con un narco gallego.
Mismo lugar de origen de este engendro llamado Partido Popular. De allí Franco, Fraga Iribarne, Rajoy y una larga lista de lúmpenes a sueldo y robo inusitada a para esta España, engañada por célebres políticos profesionales desde el mismo día de la muerte de paquito en una de las agonías más largas de la historia, solo superada por la de un papa de extrema derecha, que llevó también lo suyo, por algo este y aquel, son casi santitos de diversas devociones.
Digo.
Llovió en semana santa, como para enfriar ánimos y suplicios varios. Hoy sale el primer solcito de primavera y me voy al Retiro.
Salen los botes con atléticos enamorados. Puro músculo y seducción. Todavía se nubla, caen unas gotas con sol y al segundo, vuelve casi el mismo sol a su lugar.
Una vez un amigo, en un puente de París, mientras discurríamos sobre felicidades, erecciones y elecciones me preguntó de repente: - "¿Vos que harías si tenés una mujer de veinticinco años?".
Dejé pasar un momento, mientras el río serpenteaba con fuerza, lo miré y le respondí:" Yo, yo... me pongo a llorar nada más...". Seguimos caminando hablando de Perón, Maradona, jazz, el dulce de leche y el tango, hasta perdernos en la noche de esa ciudad demasiado conocida y demasiado parecida a otras hechas a su imagen y semejanza.
Sigo en El Retiro. Me deslumbra mirar los árboles hasta que mis ojos son árboles y maderas de pájaros, y sombras y olor, ese olor sagrado a tierra mojada.
Ahora que han prohibido la música dentro del parque, es casi extraño sentarse y respirar suave. Leer y estarse quieto.
Pienso.
Flaubert y Dostoiesvki, nacieron el mismo años en puntos diferentes de una Europa ya vieja y murieron con meses de diferencia. Uno fue elegido como el apóstol de la literatura moderna, el otro fue mirado como una rareza que la locura permite. Uno era el necesario para el panteón burgués de la literatura. El otro en cambio, construyó una obra sin fisuras, demodelora. Cuando se llega al nível de concepción narrativo de Dostoiesvki ya se es formalmente revolucionario.
Por eso como decía Borges, la mejor obra del francés fue su correspondencia.
Pero no es una polémica.
Es descubrir la realización de un mundo propio. En realidad Flaubert es un burgués con tiempo, que se dedica a la literatura, Dostoiesvki por haber nacido en Rusia es una especie de caso especial, que cuando escribe El Jugador, dicen, como una especie de catársis, dejó de jugar.
Me distraigo.
Recordar no es lo mismo que acordarse, por eso a veces me instalo en partes del recuerdo, para tratar de objetivar esa adjudicación que solemos hacer de nuestras lecturas.
Y ahí se produce un fenómeno que trasciende. Sobre la palabra, se descuelga nuestra intención de sabernos seducidos por esa palabra,  que nos dice y nos hace penetrar en esa alteridad que produce el texto.
Segundo tomo de los papeles de uno de los mejores escritores argentinos de los últimos tiempos. "Papeles de Trabajo II" de Juan José Saer. Papeles que abarcan sus trabajos desde su arribo a Francia en 1968 hasta su muerte en 2005. Anotaciones en libretas, cuadernos, papeles sueltos, unificados. El esqueleto de sus años más productivos. El andamiaje por donde discurrieron, tal vez, sus obras más potentes. Con Saer ocurrió, que la crítica argentina, lo desconoció hasta la apertura democrática. Allí, muchos descubrieron de pronto un escritor formidable, que nunca dejó de pensar en su país y que de hecho, inventó una ciudad al costado de un río ancho y torrentoso, de nombre incierto pero conocido. Además, toda su obra se encadena por momentos en el mismo grupo de amigos que recorren esa ciudad de punta a punta, o se reúnen en un bar o a comer agotadores asados eternos o a discutir o a contar lo que otro ha contado como una anécdota pura.
Obra tremenda, con puntos esenciales como: "Cicatrices"; "Nadie nada nunca"; "Glosa"; "Lo imborrable" y "La Grande" su última novela inconclusa que fundamentan esa biblioteca personal que uno lleva a rastras, que reconstruye una y otra vez ante cada mudanza o pérdida.
Entonces este libro es la trastienda de esa escritura formal, que sedujo a muchos en su momento y que sigue ejerciendo su tarea. Estos papeles, muestran la otra cara de un escritor que en silencio, construyó una muesca más en ese espacio creativo de un país muy lejano de todo.
Digo.
A veces la taba viene cambiada. La suerte es muy perra. Noticias, adioses sin tiempo. Arañas interiores que construyen ese final de todo. Preguntas sin respuesta, desiertos nocturnos de tristeza lenta. Lo endeble de esta vida a la orden del día. La mala noticia madrugadora, la angustia y la rabia respondiendo por igual en esa sórdida carrera aturdidora y loca.
Cambio.
Escucho en El Retiro, en ese pulmón madrileño, al Esbjörn Svensson Trio, grabado en vivo. tres músicos que suman, creo que ya lo he dicho en su momento, uno de esos especiales del jazz. Esbjörn murió en un accidente de buceo, cuando todavía era muy joven, postergando así una carrera dentro de la música más que prometedora.
El disco "Live in Hamburg", tiene la frescura de ese desenfado que los tres suecos comenzaron a darle a la música desde su fundación en 1990 y hasta el 2008, año del fin de esta historia. Notable disco, fuerte y lírico a la vez, alejado de ciertas concesiones que siempre suelen hacer a la industria. El trío suena con esa disposición permanente a la emoción, con guiños y pequeños homenajes perfectos.
En fin, la música sigue llenando esta parte de mi vida, desde siempre. Afortunadamente hay mucha buena música flotando a nuestro alrededor, derrotando tanto grito y tanto mal gusto.
De alguna forma, Madrid es una especie de tenue hogar, me guardan buenos amigos, que solo están ahí, donde debemos estar siempre los amigos para los amigos.
Por eso en esos diferentes aspectos que tiene el peligro, debemos ser conscientes de esa levedad que nos concierne y que nos hace, mientras descubrimos nuestras capacidades de resistencia y nuestros deseos más profundos.
En fin,compañeros, que no sea nada...