En Zona

lunes, 14 de octubre de 2013

Postales madrileñas


Este otoño que ha caído, viene casi sin perfume. Viene de color triste, opaco, sumiso y lento. Todo figura en los manuales de estilo, no se le escapa una coma ni un acento a este otoño madrileño que no sirve ni llama la atención.
Monocorde, esa es la palabra que se desnuda aquí en Madrid.
De pronto, esta noche de sábado trae una sorpresa.
Paco Ibáñez cantando desde una ventana abierta. León Felipe recorrido por la voz quebrada de cantante. Ahí vuelven algunas alegrías de un pasado glorioso y sin la moralina de los presentes. Suena Ibáñez y sueña la tropa sin derrotas a cuestas.
Los chavales hacen botellones. Beben, cantan y gritan y después a casita que no es cosa de andar preocupando a mama y a papa, así sin acento. Y todos contentos, alguno habrá de encontrar su libra de carne y mañana a descansar que es domingo y bien se lleva por estos andurriales, mientras no se metan con uno ni con la parentela.
Digo.
Me hablan del peronismo. El peronismo nunca fue revolucionario. Organizo a la clase obrera y a la burguesía nacional y condujo. Se horrorizan por los problemas de dineros ajenos, pero eso siempre fue parte del negocio. Ser peronista es de alguna forma, la gracia de asustar a los otros, que también son peronistas pero todavía no lo saben y son siempre de lo peor.
Los secretarios, los amanuenses, los soplones, los que hacen negocio, los que delatan y los alcahuetes nobles y los otros que no son tan nobles, hacen su parte. Ellos ya se preparan. Han aprendido con el que entregó la patria durante diez años, allá por los noventa y hoy son estos jóvenes brillantes que cacarean lejos del nido, para despistar. Teros.
Todos tienen su propia camiseta. A algunos les cuesta decirse peronistas a otros no tanto. En el fondo, estos son conservadores, conservas grandilocuentes, contrerassin llegar a gorilas. De derechas, cosa que siempre fue el peronismo y que siempre supimos algunos peronistas.
Hablan ya a media voz, con la boca torcida de tanto escamotearle verdades no ya al pueblo, sino a sus supuestos supuestos compañeros.
Es decir, esta etapa argentina es la etapa superadora del menemismo. Un neoalgo más a la moda. 
Será por eso que el turco Menem esta libre y con sus fueros parlamentarios al día y disfruta de su libertad. Al igual que todos los que estuvieron en su gestión que tanto indigesta a veces al de a pie. 
A estos les cuesta decirse peronistas y se les nota aquellos, a los más nuevos. Pero los que vienen no son mejores.
Pienso.
Un Papa argentino que habla en argentino. No usa el español o el castellano neutro, sino que habla como se habla en mi país creando una ocurrencia imposible de definir. Dice "relojear" a cientos y se queda lo más pancho este Pancho. 
Por aquí preguntan.
Les ocurre lo mismo como con el peronismo. Están rodeados y no entienden.
Madrid se pone mustio de a ratos. 
Sopla el viento de las sierras y todo se acalla. El que se quedó sin escalera, agarrado al pincel, sigue pataleando al aire, el que tiene, se aferra y el que no, corre detrás de esa coneja veloz y rabiosa.
Hay más desclasados durmiendo en las calles. Los fascistas del poder, siguen como si nada y han vuelto a respirar normalmente con la buena de Ángela Merkel de nuevo triunfante por tercera vez consecutiva y nadie sin chistar en esta reeleccion por tiempo indeterminado.
Uno de estos ministros acaba de recomendar a los parados, que incursionen en la artesanía, dice que es el futuro para tanto español con títulos y masters y que el que no quiere trabajar es porque casi no quiere.
Camino.
Por esta ciudad, me fumó un cigarrillo en Sol, me suicido en Retiro y sigo por entre las sombras de la Cuesta de Moyano, olfateando y siguiéndole el rastro a tanta tristeza a reglamento.
Digo.
No, el peronismo no es de derechas. Es peronismo a secas. Poderoso en repartir dividendos a sus oligarcas sindicales, prebendas a sus burócratas de yeso y católico desde siempre.
Pero también hubo y hay de los otros peronistas, esos que parecen empeñados en querer  desterrar, que los olvidan o los barren bajo la alfombra desde los años setenta. Esos impresentables de siempre, que resistieron y que combatieron a duras y maduras.
Infiltrados. Peronistas que se jugaron la vida por una idea, no por un cuadro de la conducción ni porun puesto de eternidad, sino por la memoria de los mejores años de nuestras vidas.
Los otros. Los que se abrieron cuando la noche bajaba como un rayo y años más tarde se llamaron renovadores, los que se hicieron millonarios con los bienes de los compañeros caídos y después terminaron como ministros de algo en un gobierno peronista, esos siguen siendo los enemigos.
Infiltrados. Los que nos desafiliamos a esa cáscara inútil que siempre fue el partido justicialista cuando otro peronista decretó el indulto de los enemigos de la patria. Los que aprendimos de sapos que había que tragar cuando el viejo se mandaba una macana o una traición y seguíamos juntando nafta y telgopor por todos los inviernos que había que pasar.
No, el peronismo es peronismo. Es ese tipo de la puerta de la embajada de México que abre las puertas y se pone a chamuyar con los dos policías que también serían peronistas, mientras un Renault 12 daba vueltas y más vueltas a la manzana, hasta meterse de prepo con otro peronista,a bordo,  que había sido presidente por cuarenta y nueve días y que cumplió con lo prometido en su momento,sencillamente con lapalabra dada.
Sigo.
Por aquí las cosas no pintan bien. Sigue aumentando el paro, los desocupados, los acostados por este sistema que no tiene cura, ironizan con los alcances de las próximas convocatorias a marchas y protestas, pero la liga defútbol es del Barça, el culo de la vecina y esas cosas y con eso tienen, tenemos bastante.
Ahora le toca el turno a las pensiones y jubilaciones, después irán por otros tantos miles de empleados públicos, mientras los políticos inician procesiones para que el sol español salga siempre para que los pálidos del norte continúen llegando cada verano.
La mujer española sigue indiferente y los tíos por estos tiempos siguen atrasando. Nadie toca una bocina con su auto, nadie se queja a viva voz, sólo mascullan por lo bajo, el jarabe franquista no ha sido en vano. Está visto.
Me detengo en los perfiles, me quedo quieto en la media sonrisa que todavía trasuntan algunas mujeres que recorren esta ciudad.
De fondo suena Sly and the Family Stone en Woodstock y me celebro de poder seguir con esta rutina de vivir. Me seduce ese funk primitivo de los años sesenta y su carga de sexo rabioso. Me gusta.

Fumo, mucho ya para mis años. Una caña en Madrid cuesta 1,40 según el bareto de la esquina.  No es caro nunca el camino del olvido. Sólo hay que elegir.
Murmuro.

"Compro libros argentinos
En Madrid, salgo y
parece que entro,
me olvido de mi
y a veces llego.
Duermo sin dormir
mientras las voces
me llegan sin perfume
en este saber donde estoy.
Me falsea el nombre
esta noche que balconea
en medio de este rumor
que sigo siendo sin darme cuenta."
                                     (Fragmento)
Y me voy. La historia siempre es arisca. Como las buenas mujeres, esasque suelen dejar recuerdo en el ojal de uno.
España es el desasosiego. Argentina siempre la promesa del fuego. Mis dos países, mi doble personalidad, esos besos dobles que siempre se dan pocas, muy pocas veces.
Es otoño por estasplayas y es primavera en ese amor sangriento que es mi otra parte.
Un abrazo y que no decaiga.